La estimación oficial de la Junta confirma los malos pronósticos para los pueblos olivareros, que sufrirán la peor cosecha desde 2005.

«Desde el año 2005, cuando hubo que cortar árboles por las heladas e incluso el sector recibió ayudas especiales para compensar pérdidas, no se recuerda un desastre mayor», resume Nicolás Chica, secretario de UPA Granada.

Los datos oficiales del Aforo del Olivar 2022 los presentaba ayer la consejera de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, Carmen Crespo, en el Museo Íbero de Jaén y cifraron la producción andaluza en 587.000 toneladas de aceite para esta campaña, un descenso del 49,1%.

La peor parte se la lleva la líder mundial en producción de aceite de oliva, Jaén, para la que se estima una producción que no llega al millón de toneladas (937.000 toneladas) y un desplome del 60% de caída con respecto a la campaña anterior. Le sigue Córdoba, con 47,3% menos y Granada con el 41,4%, mientras que Sevilla y Málaga, perderán el 35,2% y 30,4% respectivamente.

Crespo confirmó que el olivar se ha visto «seriamente afectado» por las condiciones meteorológicas, con una «pertinaz sequía» y temperaturas por encima de la media, sobre todo durante los meses de la floración, a lo que se suma el «estrés hídrico» que sufre el cultivo, especialmente el de secano.

«Todos esperábamos un aforo corto condicionado por la falta de lluvia», manifestó la consejera, que recordó que al haber aún fruto en el olivar, si en los próximos días lloviera, aún habría esperanzas en aumentar el aforo, aunque no hay grandes expectativas. Como medidas para suavizar la situación, Crespo anunció que la Junta estudia con el Estado la bajada de la pernada y la aplicación de un plan especial de empleo para contrarrestar el descenso de jornales y la pérdida económica.

La consejera repasó las campañas de los últimos años y se detuvo en la de 2012-2013, cuando también se registró una drástica reducción en la producción de aceite de oliva en Andalucía. Precisó, sin embargo, que la diferencia fundamental es que los costes de producción son ahora «excesivamente elevados».

 

Fuente: Ideal Granada